domingo, 19 de abril de 2009

Epitafio



Como una obvia criatura
sometida a las leyes del otoño
sobre la losa imaginada
de una tumba tallada con tu nombre
caía a plomo su corazón helado,
entre la turbia ralea de las brumas
que acechan la memoria
y un resplandor cercano
al rostro lívido
que ensayaba esa mueca de imposible perdón,
de adiós abrupto,
feroz, indescifrable.

2 comentarios:

Delia dijo...

Al fin me decido a dejarte un comentario, seguramente insufrible por su banalidad. Siento algo nuevo en tus poemas, no podría decie qué es. Me parecen estupendos, y eso no tiene nada que ver con influencias de lazos familiares, me llegan a un sitio del alma que ni yo sé dónde está. Muchos besos.

inx dijo...

Gracias, es que te estás poniendo vieja, che.