sábado, 23 de agosto de 2008

Fuga


Marcado con los trazos
paralelos de sombra
en la siesta que abren
dos postigos cerrados
me dicen de tu cuerpo,
esa noble madera
que guarece y soporta
tantas vidas
filtrándose.
Imagino los ríos
como el sudor que cruza
tu frente o esa oscura
humedad de unos ojos
que no conocen lágrimas,
puro
de sobra ensombrecido tantas veces,
me dicen,
yaces.
Me lo dicen,
ahora
mis ojos son inútiles
debo confiar en voces
que han ido y regresado
del más allá del muro.
Creo. Les creo.
No sé por qué lo sé,
pero es seguro, amar es sólo fe.
Dicen:
reposa en la dulzura de su luz.
Sí, adentro están las lámparas
el oro
ese aceite infinito
la roja incandescencia
que dio forma a la llama
donde ardíamos:
no sé por qué, lo sé.

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