domingo, 13 de septiembre de 2009

El optimista

L´ho fatta con le mie mani. Silvia Levenson

Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad; un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad.
Winston Churchill





Acaso por un hábito secreto de los ojos,
(la ruta conocida del desliz)
él se acerca o se inclina
a descubrir el brillo
agazapado en la última escena de la noche
recamada en las sedas de ese telón que cae
como una flor esquiva.
Llevado apenas por la música de todas estas voces
camina, y no abandona
el mapa que no ha sido y que no es
más que unas líneas vagas en la mente de un loco
un críptico mensaje que le ordena seguir.
Anda, como si el cielo pudiera, al fin, moverse
y un giro de cometas o un viento de galaxias
distantes e improbables,
augurara la cifra
que cobija su suerte, y un extraño
azar que se le ocurre, por abreviar, destino
lo enfrentara debajo de la única sombra que ilumina
y descubriera el puente que une principio y fin.

2 comentarios:

PÁJARO DE CHINA dijo...

Siempre que te leo es como si nadara, es una experiencia sensorial. Del hábito secreto al desliz, del desliz al brillo y a la seda y a la flor esquiva, de la flor esquiva al mapa con un mensaje críptico que él podría no seguir pero sigue, abreviando el azar y bautizándolo "destino" y creyendo que el cielo puede deparar una sombra que ilumina el puente. Ver el puente. No abandonar el mapa que puede conducirnos hasta el puente. Persistir.

Me hace bien nadarte. Tengo tu bosque abierto en la pantalla y me alegro cuando se asoman tu poemas.

Gracias por la enorme Glück. ¿Por qué aprendemos a ocultar los sueños, por qué nos protegemos de la felicidad como si hubiera que pagarla, como si nos cobrara un precio y el peaje fuese inevitable? Llevo años desaprendiéndolo.

Un abrazo.

inx dijo...

Ah, sí, la Glück es grandísima. Gracias por estar ahí y por tus palabras.