lunes, 17 de agosto de 2009

Cosas dichas



¿Se puede hablar en algún caso de vacío simbólico? El monumento (y el modo en que la gente lo recorre) niegan ese vacío, sólo lo llenan de otro modo, aludiendo a su manera al asunto en cuestión. Su insuficiencia, su ineficacia artística, deben ser reforzadas en la letra de un catálogo de prohibiciones, en un instructivo ad hoc que el visitante se ocupará de desatender o transgredir. El Holocausto, aquél horror del que nos hablaba Kurz -y su estela en el arte, en el pensamiento, y en la vida - es aquí el verdadero símbolo trunfante: persiste. Otra cosa sería hablar de pobreza símbólica, de insuficiencia simbólica, casi un signo del arte en estos tiempos. El "periodismo" asesina a veces a la escritura, otras, al pensamiento mismo, obligándolos a funcionar con una lógica de fast-food. Un artículo más entre otros, cada vez más frecuentes, no vacíos, sino tal vez carentes, paupérrimos, de alguna mínima simbólica eficacia.

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