sábado, 16 de mayo de 2009

Trenzas


...Gracia como la lluvia que va hacia donde la lluvia va.
Discretamente la noche nos penetra,
nos desborda,
como aquí, cualquier cosa que asciende, cualquiera que
desciende, se entrecruza.


Charles Wright




El curvo movimiento de tus cabellos rojos
en tres cintas de sombra que se anudan,
luego el broche que ata, luego el lazo.
(Las serpientes ardían, pero de eso
hace ya mucho tiempo)

Reptamos, en la desolación de un médano
frente al mar, que en el fondo, jamás conoceríamos. Neptuno
custodia con fiereza su secreto.
Sirenas vacilantes tejen luces con un peine de nácar,
de modo que licúan los sonidos
el zumo que segregan las palabras, dejan
en las palmas heladas de las manos
unos restos de espuma, esa escoria brillante
(la dulcísima)
que vive hasta más tarde, cuando se hunde
-en una recta húmeda y lejana- la promesa del día.
Entonces, otra vez, ardes y te difundes,
como lava que viaja hacia la piedra
en ascenso y descenso -perpetua como el mundo en su inconstancia-
y así tus largas trenzas se entrecruzan:
yo las toco, y las ato, con un nudo roído por las lluvias
que van donde no sé, donde no vi.

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