jueves, 21 de mayo de 2009

Modos de ver

En sus épocas de juventud Juan Martín consiguió trabajo en una librería de la avenida Corrientes. No era gran cosa si de dinero hablamos, pero fue allí donde tuvo su primer contacto con el mundo literario y con María Paula.

Tenía un buen horario. Flexible, de medio turno, que le permitía cursar regularmente sus estudios en la Universidad. Su labor consistía en mantener ordenados por sección los libros de las repisas y en aparente desorden los apilados en las mesas centrales; además reponía el stock desde el depósito del sótano y recibía las novedades editoriales. Eso era todo, con lo que el resto del tiempo se la pasaba leyendo o preparando exámenes.


Esta es la visión que se compone, acerca del trabajo de un librero, quien adquiere sus libros en los supermercados Coto. Nos hacés reír, Andrea, y el amateurismo no te excusa.

2 comentarios:

nonimo dijo...

Decí que el protagonista no trabajó de enfermera, porque sino se acostaba con todos los pacientes, je, je.

bardamu dijo...

No seas tan dura, Inés. A lo mejor la chica tiene buenas piernas...