sábado, 23 de mayo de 2009

La noche del corazón en llamas

A C.F.L.,
por el misterio de un verso dado

I

Herida que la nieve aviva apenas
roja rosa que en agua fría mora
por la luna el poroso estío
se escribe en sombra con las campanillas
bajo la llamarada soleada de las flechas
dejando el agua fría junto a la sangre, aquí
donde destella leve el bello sosiego del mirlo

Aquí donde en el bosque metafísico brilla
el puro agrupamiento de los canes,
la reunión de sus amos,
sus voces desgarradas, largas,
tan desgarradas y tan largas
que ahora se confunden con la voz
de la guardia durmiente
en el seno quemado de la constelación
por una cierva de pulso saltando

de un salto en medio de sus voces:
puro lugar que aquí señala lo absoluto del agua
y su rostro es de cierva y de mujer
iluminado, destruido por el astro de sombra
en una tierra de pizarras y de viento desnudo
cual ramo que la tierra ha preparado
y -al fin- desconcertado se extravía

El tiempo está aquí
como la leche del hombre mezclada
con la de los caballos en las yeguas
y los potros más finos que sus párpados
duermen bajo la luz del espíritu que refulge
con la belleza de la podredumbre
cual lámpara de nadie llameante
en paraje de noche
desde el seno interno del agua viva.

"Desnuda, estrellas me vestirán" -dice

II

Por los caminos del ser y la noche
hay un árbol que la luna lunea
árbol tan solitario, de tierra tan antigua
que duerme cual muñeca adormecida
junto a las fuentes vivas
libres de viento en la desnuda luz

Libre de viento... Oh cierva
de pensamiento ensangrentada
tan cerca de este corazón que sueña
vaga sueña y su luz es lluvia en lluvia
caída sobre las durmientes cosas
cosas tan largas, rosas escombradas
por el perfume de su inmensa noche
que, desnuda, también se vestirá de noche

III

En la muerte su niño
en la muerte siempre estuvo su niño
y el cuaderno de toda infancia
arde en un cuarto vivo
en un cuarto vacío en que se mira
lo extraño del vacío
lo absoluto de su extrañeza
con su desnudez de noche alrededor

Esta cama la nuestra una guitarra un agua larga
terriblemente entre las piernas de la noche
como un cuerpo simple es de agua
que se deshace y vuelve a hacerse
en su fulgor de estrella
alejándose sola sobre sus piernas niñas
su mata de ímpetu y su herida
como mujer amamantada entre las nebulosas
por todos los caballos de la noche

"Desnuda, estrellas me vestirán" -dice

IV

Esta tarde ella ha dado al ruiseñor
su niño hijo de siempre amado siempre
resfrescado de menta inmaterial
con sus manos y la dulzura de sus desnudos pies
de niño que debe morir
bajo la inexplicada techumbre de las noches

La nieve colma el cielo
por el ave aplastada en las paredes
de la casa alzada bajo los astros
donde vertical hay un espejo sin prueba
con el desnudo pasado, pasando,
del hombre que desmembran los instrumentos de la luz
cosas quemadas por lo inmaterial
para ese niño amado
sujeto por la mano
del lado de la muerte.


( Salah Stétié. Traducción de Evelio Miñano, del libro Fiebre y Curación del Icono. Editorial Visor.)

"En suma, es como si en la poesía de Salah Stétié ( Beirut, 1929) el texto fuera de ancho tapiz cubierto de imágenes pintadas, pero con un viento que lo mueve, que deshace esas imágenes, que descalifica la idea del mundo por el que podrían haber sustituido el mundo. La superficie del pensamiento se mueve por eso mismo, y ya se nos invita a entrar en el desconocimiento, una palabra que Stétié emplea a menudo y que no significa en absoluto que por esos caminos estemos destinados a no conocer nada. Pues, ciertamente, esta poesía no describe un lugar, no escribe una vida, al menos de manera explicable, no evoca acontecimientos; este poeta parece no recordar en su poema ningún momento de la conciencia ordinaria. Pero las palabras que gracias a él se nos tornan tan abiertas nos ayudan a escribirnos a nosotros mismos, son nuestra legibilidad de pronto posible a través del interior de nuestros actos. Ayudan a transfigurar en presencias, en participaciones a la presencia del mundo, nuestros objetos, nuestros saberes más cotidianos".

Ives Bonnefoy

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