domingo, 3 de agosto de 2008

Estampa


El puro sol
sin sombra
en este campo inmenso,
débil
la hierba que ralea debajo de ese poste
que sostiene al muñeco
gigante hecho de trapos
donde se posa un pájaro callado
hasta que el viento agita
las telas y lo espanta,
surcos
sembrados
semillas que atraviesan
la humedad de la tierra:
algo se raja y crece
en las zanjas angostas
entre una turba oscura
y rastros de otras lluvias,
del brazo extenso y próximo del río.
La figura de un hombre
macizo y desgarbado
imprime sobre el fondo la distancia
el abismo entreabierto
que opaca las esferas transparentes
del aire luminoso,
rechazando el destello
del cielo sobre el verde campo abierto
en la mitad del día.
Vendrá después la noche
cuando duerman los pájaros y duerma
toda forma de vida sumergida
en angostos canales con paredes de barro.

Vendrá como regresa cada cosa a su origen
como nacen y mueren
en silenciosa música
los hombres y los días.

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