Nada habla más de mí
que esta forma alargada
que los espesos trazos de la sombra
multiplican mil veces
volviéndola
tan carnal
como es carnal el mundo
cuando profiere su amenaza:
la incertidumbre del mañana
si aquí,
aquí otra vez,
en esta eternidad de los fragmentos
acaso alguna vez reunidos
-pequeños coágulos de un éter-
cuando el peso del ego
decaiga y se diluya.
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3 comentarios:
Qué bueno escuchar tu voz de nuevo, Inés. Un beso.
Ah, acá estaba la Vero, todavìa. Besos.
Acá estamos, emergidos de entre las sombras informáticas, invocados con un simple clic, moradores de este sinsentido en el sinsentido. Gaudeamus
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