si levanta la voz
los huesos apiñados se incendiarán de alarmas
si en alto gesto empuña
su arma poderosa
(busca el blanco en lo oscuro)
lo hondo se amotina
y convergen allí
las multitudes del pasado,
la atontada memoria que vacila
como un enfermo que da su primer paso
después de la catástrofe
que ha sembrado la fiebre
-y el sudor y el dolor
son ese musgo informe adherido a las sábanas-
si otra vez es la única
y estatatuaria y fatal,
en el centro de todo
se instala o se apodera
de esta débil región de tierras bajas,
han de quedar intactas
las formas que ocupamos
moldeadas en los huecos
que hizo pétreos, la lava
en su estallido incomprensible,
en su torrente
porque mayor que el hálito
y el hábito
es esta voluntad
enorme
que aniquila
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