viernes, 25 de septiembre de 2009
Óptico
y yo que siempre suelo
guardar tan fiel memoria de las cosas
me detengo en un plano primerísimo
que acaso sólo admite
esas, tus manos pálidas cruzadas
sobre algo que tal vez, haya sido una carta
y una nube, una sombra
de una infantil vergüenza, te recorre
las pupilas impávidas y azules
(como un eco de luces del cielo de esa tarde)
y no puedo, no alcanzo, no consigo
saber de qué se trata
esa imagen que vuelve
que insiste en su sentido, sin abrirlo
a la opalina luz de mis sentidos
y sin embargo, prueba
que entonces comprendí, que en ese instante
en ese paso de puntillas sobre el tiempo
en esa brisa tenue, como un vaho del hielo
deshecho en nuestros vasos, esa tarde, la tarde
del banco en un jardín, mientras crecía la noche
de un día de verano intolerable
sin embargo, lo prueba
lo afirma con la fuerza de una verdad sonora
que en esa sóla escena del teatro de la mente
esa marca escondida en el dibujo
del revés de los naipes del tahúr
te ví como algún día te ha de fijar la muerte
con las pulidas formas del hueso de tu frente
como habrás sido antes que tus padres nacieran,
te vi, te vi, te vi
como en verdad, serías
si no hubiese este sueño de las cosas del mundo
cerrándome los párpados, obturando la luz.
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2 comentarios:
"te ví como algún día te ha de fijar la muerte" ... y qué más queda por decir? qué más expresión que una mirada? una mira concreta impavida, se fija en nuestros rostros y nada mas en ocasiones nos queda pasar desprevistos en vez de girarnos y responder, responder la mirada...con otra mirada, quizás asi cambiemos el mundo...
muy bella tu ecritura y profunda..saludos y se que es primera ves que te escribo pero suelo pasar a visitarte adios
Gracias por tu comentario, volvé cuando quieras, ojalá encuentres aquí motivos que lo justifiquen.
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