miércoles, 19 de agosto de 2009

Cara Fernanda



Murió Fernanda Pivano. (Piro me avisó)

lunes, 17 de agosto de 2009

Tesis

Y la chica que posa para la fotografía entre las placas de piedra del monumento, y el obrero que desmenuza su vianda sobre la losa de una tumba, después del duro trabajo de cavar una fosa.
Recuerdo una postal que me enviara mi hermana desde Berlin. Una imagen apaisada de la Alexanderplatz, a poco tiempo de la caída del muro. La plaza impecable con su césped y sus canteros floridos. Detrás, a derecha e izquierda, un fondo de edificios claros, la Alemania Occidental, unos muros negros y descascarados, con los resabios de la calefacción a carbón, La Oriental. Un muro que cae y una línea separadora que persiste. Cuántas ciudades construídas sobre las ruinas de otras, como si la humanidad y su historia fueran capas, sedimentos sobre sedimentos. Ahí los símbolos: la historia como sucesión de capas tectónicas, como acumulación de olvidos. Y el hilo que recorre e hilvana, la unicidad de un hecho devenido de una vez para siempre, la infrecuente revelación de lo sagrado, el arte.

Eficacia simbólica

O revelación

Conocer y reconocer

Pavese asimila Arte a Mito.
El mito es, según Pavese, "una norma, lo schema d’un fatto avvenuto una volta per tutte, e trae il suo valore da questa unicità assoluta che lo solleva fuori del tempo e lo consacra rivelazione"

Algo que sucede de una vez para siempre.

¿Qué otra cosa sería recordable sino aquello que siempre, fuera de todo canon temporal, ha sucedido ya, sucederá, porque está sucediendo siempre?

Memo

Y no dejar de recordar que el hombre olvida.

Cosas dichas



¿Se puede hablar en algún caso de vacío simbólico? El monumento (y el modo en que la gente lo recorre) niegan ese vacío, sólo lo llenan de otro modo, aludiendo a su manera al asunto en cuestión. Su insuficiencia, su ineficacia artística, deben ser reforzadas en la letra de un catálogo de prohibiciones, en un instructivo ad hoc que el visitante se ocupará de desatender o transgredir. El Holocausto, aquél horror del que nos hablaba Kurz -y su estela en el arte, en el pensamiento, y en la vida - es aquí el verdadero símbolo trunfante: persiste. Otra cosa sería hablar de pobreza símbólica, de insuficiencia simbólica, casi un signo del arte en estos tiempos. El "periodismo" asesina a veces a la escritura, otras, al pensamiento mismo, obligándolos a funcionar con una lógica de fast-food. Un artículo más entre otros, cada vez más frecuentes, no vacíos, sino tal vez carentes, paupérrimos, de alguna mínima simbólica eficacia.

Todo viejo es político

Bob ya lo sabía, aún así, quiso salir a dar una vuelta, donde tal vez comprobó que caminar por las calles también es para otros. Imaginen a Dalí jubilado, queriendo tomar sol en el parque, o jugar a las bochas.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Fin de fantasía

Este cuerpo no volverá a empezar de nuevo. Al tocar las
cuencas de sus ojos,
uno nota que un montón de tierra está más vivo,
ya que, incluso al alba, la tierra no hace sino guardar
silencio en su interior.
Pero un cadáver es un resto de demasiados despertares.

No tenemos más que esta virtud: comenzar
cada día la vida -ante la tierra,
bajo un cielo que calla-, esperando un despertar.
Se asombra alguien de que el alba implique tanto esfuerzo;
de despertar en despertar, una labor ha sido efectuada.
Pero vivimos solamente para darnos en un estremecimiento
al trabajo futuro y despertar, de una vez, la tierra.
Y alguna vez ocurre. Después vuelve a callar con nosotros.

Si al rozar aquel rostro la mano no estuviese insegura
-viva mano que siente la vida si toca-,
si de veras aquel frío no fuese otra cosa que el frío
de la tierra, en el alba que hiela la tierra,
tal vez eso sería un despertar y las cosas que callan
bajo el alba dirían todavía palabras. Pero tiembla
mi mano y entre todas las cosas se asemeja
a la mano inmóvil.
Otras veces, despertarse al alba
era un dolor seco, un jirón de luz,
pero era asimismo una liberación. La avara palabra
de la tierra era alegre, en un rápido instante,
y morir era todavía regresar a ella. Ahora, el cuerpo que
espera
es un resto de demasiados despertares y no regresa a la tierra.
Ni siquiera lo dicen los labios endurecidos.

CESARE PAVESE

En Pavese se lee lo que no está escrito, esa es su magia mayor. Pero se lo lee porque -en su mágica manera- está escrito.

sábado, 8 de agosto de 2009

viernes, 7 de agosto de 2009

Hojas que el viento mece

y el aire colorea. A la derecha de su pantalla, señores, un grupo de amigos, ex compañeros o viejos conocidos que hacen con sus manos cosas bellas.

Transparente y visible

Milagros




Siempre en mi mente



Ironías acerca de la vida doméstica, por Silvia Levenson, artista del vidrio.